Giuseppe Finzi logró mantener el equilibrio entre familias que está pidiendo la música y destacó sobre todo en los pasajes más líricos y tenues, en los que permitió que los primeros atriles destacaran, así el clarinete en el pasaje de las catacumbas de Pinos, el oboe en el amanecer de las Fuentes o las trompas con la entrada del Tritón de Bernini. Cuidó también los efectos, colocando las campanas tubulares fuera de la escena para aumentar la sensación de lejanía en el atardecer de las Fuentes y trompetas y trombones en las terrazas para potenciar la idea del desfile triunfal con el que termina Pinos. Dominó el brillo sobre la hondura
(Pablo J. VAYÓN, Diario de Sevilla)